¡Bienvenidos!

Chevinito es, más que el profundo y respetable conocimiento acerca de vinificación, caracteristicas organolepticas, cepas, etiquetas y paises, un enmarañado y caprichoso conjunto de recuerdos evocados por el perfume de este nectar de los dioses llamado vino. Recuerdos alrededor de amables y divertidas vivencias, experiencias de todo tipo que aunque algunas sean amargas, forman parte de nuestro existir.
En otras palabras Chevinito es un espacio para que todo aquel que disfrute del vino, y que quiera compartir esos recuerdos, siempre teniendo una copa en la mesa.
Ven, entra y compartamos la dicha por la vida.



viernes, 23 de noviembre de 2007

"Nuestra primera botella de Vino"

Tratando de recordar los orígenes de mi afición por el Vino me remonté a mi infancia en casa de mis padres en el norte del país. El típico hogar mexicano clase media en el que crecí y en donde a la hora de la comida los alimentos se acompañaban con agua de limón bien azucarada, Tang de naranja o si tenías suerte de tener papás barcos como los míos… un buen vaso de Coca Cola bien fría. Tristemente, el Vino estuvo ausente de mi vida hasta los primeros años de mi juventud.

En mi familia nadie tomaba Vino. Esporádicamente en alguna fiesta de Navidad o Año Nuevo, aparecía mi tío Pánfilo trayendo entre sus manos como si se tratara de algo muy valioso; una botella de Vino. Después de un largo protocolo de descorchado, procedía a servirnos media copita de Vino a cada uno de sus sobrinos. Sin ninguna contemplación y más por curiosidad de adolescentes que por convencimiento le dábamos un buen trago a la copita. Acto seguido una mueca de labios fruncidos aparecía en nuestro rostro, nuestras papilas gustativas quedaban conmocionadas por la acidez y la astringencia del purpúreo líquido y todos al unísono soltábamos una sonora carcajada para dejar la copita sin terminar. ¿Y el sabor a frutas del que hablaba mi tío? ¿Cuales frutas?, ¿Cual dulzura? Dulce la Coca Cola y el agua de limón.

Con éstos antecedentes se podrán imaginar… que el simple hecho de sentarme a una mesa puesta con copas resultaba para mí intimidante. Ya en mi vida adulta empecé a probar el vino en algunos eventos sociales en donde mi paladar muy lentamente decidió aprender a disfrutarlo.

Fue en un viaje a Europa que hice con mi esposo en nuestros primeros años de casados, que contagiados por el ambiente bohemio de París; nos atrevimos a pedir “nuestra primera botella de Vino”.
Cabe mencionar que mi esposo como yo éramos neófitos en Vinos pero a él a diferencia mía no le da miedo ni pena intentar cosas nuevas.

Con la seguridad que usamos los mexicanos para que no se nos note que no tenemos ni… idea, Hugo le dijo al mesero; “We would like to have a Red Wine”. En Inglés porque Francés no sabemos. Para no errar escogió un Vino tinto de media tabla (ni muy caro ni muy barato) ni idea de la uva, ni de la cosecha, región o "Whatever". De inmediato el mesero muy ceremonioso se presentó a nuestra mesa con la botella de vino, se lo mostró, lo descorchó, le ofreció un traguito y procedió a servirnos… ¡Listo! lo más difícil estaba hecho.

Servidos con una estupenda cena bebimos copa por copa aquella “nuestra primera botella de vino” Y como diría Alberto Cortez “El duende manso del Vino se reveló”.
De pronto, los sentidos exaltados se relajaron y los dormidos… despertaron.
La armonía de una noche perfecta, en un país lejano; una deliciosa cena junto a mi esposo, que además se veía muy guapo esa noche ;-) , la tenue luz de las velas, la música suave, todo estos detalles que conforman las experiencias hicieron la magia. Y allí estaba presente, acompañándonos; “nuestra primera botella de Vino” que como un Icono permanecía sobre la mesa siendo testigo de nuestra vida… Nunca lo olvidaré.

¡Nos encantó! Por supuesto quisimos repetir y cada una de las noches que permanecimos en estas vacaciones pedimos “nuestra” botella de Vino. En una semana había bebido más Vino que en toda mi vida, lo había disfrutado… y ya tenía suficientes corchos como para comenzar mi colección.

En ocasiones, el protocolo, nuestra cultura, el idioma, el miedo a no saber, a lo desconocido… en fin, mil razones que pueden hacer que no te atrevas a disfrutar de tu primera botella de Vino. ¡Hazlas a un lado! Busca una buena compañía, ve al restaurante y di “Tomaremos Vino con la comida”. El Vino de la casa estará bien para empezar.
Lo importante es vivir la experiencia y quien sabe… probablemente después sea ésta una de las cosas que más disfrutes y que haga tu vida más ¡Feliz!
El Vino es bueno para el alma. ¡Disfrútalo!

El Vino
Alberto Cortez
Compositor: Alberto Cortez

"Sí señor... el vino puede sacar
cosas que el hombre se calla;
que deberían salir
cuando el hombre bebe agua.

Va buscando, pecho adentro,
por los silencios del alma
y les va poniendo voces
y los va haciendo palabras.

A veces saca una pena,
que por ser pena, es amarga;
sobre su palco de fuego,
la pone a bailar descalza.

Baila y bailando se crece,
hasta que el vino se acaba
y entonces, vuelve la pena
a ser silencio del alma.

El vino puede sacar
cosas que el hombre se calla.

Cosas que queman por dentro,
cosas que pudren el alma
de los que bajan los ojos,
de los que esconden la cara.

El vino entonces, libera
la valentía encerrada
y los disfraza de machos,
como por arte de magia...

Y entonces, son bravucones,
hasta que el vino se acaba
pues del matón al cobarde,
solo media, la resaca.

El vino puede sacar
cosas que el hombre se calla.

Cambia el prisma de las cosas
cuando más les hace falta
a los que llevan sus culpas
como una cruz a la espalda.

La puta se piensa pura,
como cuando era muchacha
y el cornudo regatea
la medida de sus astas.

Y todo tiene colores
de castidad, simulada,
pues siempre acaban el vino
los dos, en la misma cama.

El vino puede sacar
cosas que el hombre se calla.

Pero... ¡qué lindo es el vino!.
El que se bebe en la casa
del que está limpío por dentro
y tiene brillando el alma.

Que nunca le tiembla el pulso,
cuando pulsa una guitarra.
Que no le falta un amigo
ni noches para gastarlas.

Que cuando tiene un pecado,
siempre se nota en su cara...
Que bebe el vino por vino
y bebe el agua, por agua."

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Bienvenida Yolix
Agradezco mucho tu participación, y es cierto el vino te va cambiando la vida poco a poco, y tus sentidos también se van transformando para disfrutarlo cada vez más.
Yo también como tu cuando chico veía al vino como algo extraño y fue a raíz de unos viajes a Argentina que comencé a comprender la pasión por él.
Te pido que continúes con tus Post, que justamente reflejan la filosofía de este blog.
Muchas gracias

Yolix dijo...

Gracias Luis Mario,
Me encantó escribir y recordar esos momentos.
Por supuesto que seguiré participando.
Saludos afectuosos,
Yolix.

Anónimo dijo...

Yolix, muy buena participacion!!...se me hace que eras escritora en tu otra vida, Felicidades!, me encantó el relato!
Joss

Yolix dijo...

Gracias Joss.
Te mando un abrazo,
Yolix.